viernes, 26 de febrero de 2016

#CINE: La habitación (Room), el cautiverio desde los ojos de un niño // ***** (OBRA MAESTRA)



Discretamente grandiosa.

Esto llevaba a pensar el tráiler promocional de "La habitación (Room)". En él, la voz en off de un niño llamado Jack describe cómo es su mundo, que se reduce a un puñado de metros cuadrados en un zulo, mal ventilado y sin iluminación. Allí es donde ha nacido y ha crecido junto a su madre, y las esporádicas visitas del señor Nick, que obligan a Jack a esconderse en el armario.

Tenía que llegar un film inspirado en las terribles historias que hace pocos años salieron a la luz en el país austriaco (recordemos la terrible historia de Natasha Kampush, en cautiverio más de ocho años; y a Elizabeth Fritzl, secuestrada en el sótano de su casa por su propio padre), pero creo que lo ha hecho de una manera tan humana y tan real, escapando del drama fácil y anclándose a una nueva forma de ver el mundo: los inocentes y maravillosos ojos de un niño.

Jack es un niño feliz en sus cuatro paredes junto a su madre. Ve el cielo a través de un tragaluz en el techo, saluda a su mesa, sus sillas, su planta, su pileta, al retrete, al armario. Hace collares con cáscaras de huevos y, de vez en cuando, él y su madre hacen un pastel. También ve la televisión, pero ésta, cree, no es real. Lo único real es su habitación, dónde se siente protegido y aislado del "mundo".

Esta idealización de su realidad es gracias a su madre. Brie Larson deja atrás la comedia y se convierte en Joy, una joven que lleva encerrada siete años, secuestrada cuando tan sólo tenía diecinueve. Para proteger a Jack, haciendo un alarde de fortaleza desmesurada, idea e inventa un mundo inocente y libre de maldad para él. Para su hijo, todo aquello es la realidad que conoce... y eso le permite mantenerse feliz.

La crudeza de este retrato se impone a la belleza de su guion, con una explosión de ingenio desbordante. El film es una historia dura, de las más duras que pueden verse en la gran pantalla y, sin embargo, el toque dulce produce escalofríos. El impacto de esta contraposición es brutal y casi traumático, como un experimento. Además, el espectador lo es a través de los ojos de Jack, pero siendo consciente de la verdad que tal mundo se esconde. Es inimaginable de sentir todo lo que "Room" guarda en su pequeño interior.

Fascinante film, que remueve el interior de mil formas distintas. De palpable ansiedad y de visible hermosura. Una experiencia cinematográfica sin precedentes que, sin lugar a dudas, ha dado la vuelta al séptimo arte.

Magia pura. 

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