miércoles, 6 de enero de 2016

#CINE: Palmeras en la nieve, memorias de África // *****


"Palmeras en la nieve" es un homenaje al cine, a su facultad de contar historias, un homenaje al amor, a la vida, al sufrimiento de ésta. Es la recuperación de estos sucesos que pertenecen al pasado, y que a veces nuestra cultura se obceca en olvidar. Es un canto a la memoria histórica, que tanta vergüenza y malestar nos puede causar. Un grito ahogado en medio de una gran nevada, o bajo el terrible sol abrasador africano.

Basada en la novela del mismo título de la autora Luz Gabás, esta película de Fernando González Molina (Tres metros sobre el cielo, Tengo ganas de ti, también con Mario Casas como protagonista masculino) es una auténtica e inolvidable joya cinematográfica, con un latido propio, miles de sensaciones encontradas y centrándose en un argumento que, si bien ha sido muy recurrente en el cine, explota a la perfección otorgándole un enfoque realista y romántico que es absolutamente devastador.

Kilian (Mario Casas) abandona su hogar junto con su hermano para embarcarse hacia la Guinea Ecuatorial, a una antigua colonia española. Allí les espera su padre, donde se cultiva uno de los mejores cacao del mundo. Ante Kilian se abre, de repente, un mundo nuevo y muy diferente al conocido hasta el momento. Con su juventud latente y su inocencia calmada, tras su mirada tímida y su porte alicaído, se esconderá una voluntad de hierro y un corazón enternecido por el amor que se despierta hacia una joven nativa que canta en el río.

Creo que el actor gallego ha limado asperezas con un público que no llega a aceptarlo de todo, exhibiendo una de las interpretaciones más brillantes de su carrera profesional, consagrándose como alguien muy capaz de exteriorizar sentimientos muy extremos con la viveza de un veterano.

La inocencia del muchacho comienza a verse esculpida por la incipiente maldad, el abuso de las autoridades, una política que enfrente a los hombres de diferente color de piel y no le permite disfrutar de la hermosura que otorga la tierra en la que se encuentra. Será difícil para Kilian encontrar su lugar y, tal vez, nunca llegue a hacerlo.

El papel femenino de Berta Vázquez, Bisila ("Rizos" en la serie de televisión Vis a Vis), es fundamental y todo un alarde de interpretación. La temprana promesa del cine, con una belleza fulminante, otorga credibilidad, ternura y fuerza a una mujer fuerte que no quiere resignarse al mundo en el que le ha tocado vivir.

El pasado se entrelaza con el presente, donde Adriana Ugarte, sobrina nieta de un Kilian ya anciano, decide embarcarse en el viaje más importante de su vida y regresar a esa colonia española cuarenta años después, con la necesidad imperiosa de que las historias de las personas maravillosas no sean olvidadas jamás.

Una verdadera obra maestra, con sensacionales escenas cinematográficas, un guion plagado de literatura y cuidado al milímetro. Las casi tres horas de proyección son más que amenas, con un ritmo idóneo pero pausado para que, hasta el espectador más exigente, salga con los ojos brillantes y el corazón vibrante, o roto en mil añicos.



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